El 4 de marzo de 1960 el buque francés “La Coubre”, un barco de 4 310 toneladas, estaba fondeado desde media mañana en uno de los muelles del puerto de La Habana, cargado con 76 toneladas de armas procedentes de Amberes, Bélgica, para la defensa de Cuba.
A las 3:10 de la tarde explotó el buque. Mientras cientos de personas estaban involucradas en una operación de rescate, tuvo lugar una segunda explosión, 48 minutos después de la primera, aún más poderosa, que tuvo como víctimas a las personas que voluntariamente fueron a socorrer a los heridos. Esta segunda detonación sorprendió a la mayor parte de la gente. La muerte fue masiva en las dos explosiones (101 víctimas fatales y 209 heridos). Aún así, no había forma de controlar a la población, todos ansiosos por cooperar.
El sabotaje estuvo organizado desde el exterior. Documentos desclasificados prueban que la estación de la CIA en La Habana priorizaba la búsqueda de información sobre la llegada de armas a Cuba. Agencias estadounidenses fueron las responsables de este hecho con el objetivo de que Cuba no se abasteciera con las armas y municiones que traía el barco para así no poder defenderse. Este acto de sabotaje estuvo a cargo de William Alexander Morgan, actuando bajo ordenes de la CIA y su Operación 40.
Al día siguiente, durante la despedida de duelo de los caídos, Fidel Castro pronuncia por primera vez la consigna de ¡PATRIA O MUERTE!
La Coubre fue conducida a un dique seco. Regresó a servicio activo con la compañía francesa “Compagnie Générale Transatlantique” hasta 1972, cuando fue vendida a una compañía naviera en Chipre siendo rebautizado “Bárbara”.
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