Los desconocidos del 13 de Marzo

¿Quién fue Ormani Arenado? ¿Pudiera identificar las acciones revolucionarias de Menelao Mora? ¿Sabe si Gerardo Medina murió en el Asalto a Palacio Presidencial el 13 de marzo? Parecen interrogantes simples. Pues no. Una rápida encuesta arrojó que la mayoría de los interceptados ignoraban las respuestas a tales interrogantes. Quizás buena parte de los que lean este escrito, de igual forma, desconozcan de quiénes hablamos.

De ellos, los libros de historia, los medios de prensa, los profesores, los periodistas…hablan bien poco. Sus rostros son abismalmente omitidos. Algunos textos solo se aventuran a la reseña simple: “eran jóvenes que se inmolaron por el ideal independentista yendo a golpear al tirano a su propia madriguera en el Palacio Presidencial”. Así, al menos, informa la enciclopedia cubana Ecured.

Pero cuando llegan las fechas, cuando se programan acciones de recordación, casi nadie les recuerda, a no ser aquel pequeño museo 13 de Marzo que, desde la ciudad pinareña, combate tiempos de desmemoria y dejadez y les dedica, al menos, un matutino especial. Los demás, ni eso.

Y José Antonio Echeverría asaltó Radio Reloj; pero Medinita (apodo de Gerardo Medina) al frente de una célula de arriesgados jóvenes, muchos de ellos pinareños, integró la horda de 50 que irrumpieron en el corazón de la dictadura batistiana.

Aunque, hoy, esos son pasajes poco contados, nada mediáticos. ¿Sabía usted que Ormani Arenado fue uno de los más jóvenes en ingresar a la Escuela de Arquitectura en la Universidad de La Habana? ¿O que fue elegido delegado de la FEU en este plantel educativo, en tanto fue activo miembro de la organización? A mí no me enseñaron eso en toda mi carrera estudiantil.

Tampoco supe que Gerardo participó en cuanta manifestación de repudio al régimen batistiano se hizo en la provincia vueltabajera, que fungió como jefe del Movimiento  Estudiantil Revolucionario (MER) en Pinar del Río o que, como uno de los tantos jóvenes de la época, se inspiró en los textos de José Martí.

Poca bibliografía existe también sobre Menelao Mora quien, con su grupo de acción del Directorio Revolucionario, propició el trasiego de armas del Puerto de La Coloma a La Habana.  

Cuentan los que aún recuerdan los hechos, los familiares que quedan vivos, que se reunían todos en el Hotel Globo, situado en una de las principales arterias de la ciudad. Menelao, ya buscado, venía con diferentes disfraces a la cita. La señal de entrada eran los colores de la corbata de Medinita, por aquel entonces dependiente en el local.

Esos, son relatos que descubren quienes visiten el Museo 13 de Marzo en la capital occidental, o quienes tengan el privilegio de encontrar los escasos títulos publicados sobre los valerosos combatientes.

¿La verdad? Contados jóvenes saben que apenas rebasaban los 20 años cuando se lanzaron a tamaña empresa en defensa del ideal independentista. Ni siquiera muchos pinareños colegiales pueden enumerar tres aspectos de la vida revolucionaria de cada uno de ellos. No son contenidos de clase, no van a prueba de Historia.

En el mejor de los casos, sus retratos y resúmenes biográficos coronan las entradas que nominan algunas escuelas, mientras los alumnos se los aprenden con el afán de los conocimientos adquiridos de forma reproductiva. Hasta hay quienes dirían: “hay calles occidentales que llevan sus nombres”. Entonces pregunto a algunos vecinos de la Gerardo Medina, y casi ninguno sabe quién fue.

Son  las deudas de la enseñanza, de los libros, de las aulas, de los profesores, de los medios, de las localidades. Y todavía algunos representantes de gremios estudiantiles se quejan que les inculcan ¿la misma historia? durante 17 años.

Decía Medina en una carta, considerada su testamento político, descubierta tiempo después de su muerte en la caja fuerte del Hotel Globo: “Quizás de todos los caminos de la vida, haya emprendido el más difícil, el de humanista, el de sentir el dolor ajeno, la injusticia con el semejante (...) no me importa lo que pueda pasarme: la muerte no es más que una manera de seguir viviendo (…)”. Mientras no sea olvido.