Aunque observadores políticos esperaban mucho más, como si una Cumbre pudiera afinar las relaciones y diferencias -en ocasiones abismales- entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) –que se estrenó en estas lides como interlocutor sin la presencia de Estados Unidos y Canadá- lo cierto es que las expectativas superaron la realidad tras discusiones realizadas en el mayor secretismo oficial.
Este viernes y sábado, en el entorno de la cita de jefas y jefes de Estado y/o Gobierno en Santiago de Chile, lo más positivo que ocurrió –según politólogos- fue la condena unánime al bloqueo económico, financiero y comercial –y su recrudecimiento mediante la Ley Helms-Burton- que el gobierno de Washington ha impuesto a Cuba desde hace más de cinco décadas con el fin, sin resultados, de destruir a la Revolución y al pueblo heroico de la pequeña nación antillana.
Otro aspecto también recogido en la Declaración Final, leída por el presidente chileno, Sebastián Piñera, es la aceptación por parte de los europeos de colaborar en el asunto del cambio climático que afecta al hemisferio suramericano, con el compromiso de transferir recursos financieros y materiales para asistir a naciones latinoamericanas y caribeñas.
La Cumbre de Santiago transcurrió a puertas cerradas y de su resultado solo se conoció mediante los discursos finales de Piñera y el titular de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, sin que en momento alguno se conocieran oficialmente el tono de las discusiones, celebradas a puertas cerradas y sin información a los periodistas.
Sin embargo, algunos trascendidos permiten reconocer que las posiciones entre uno y otro bloque difirieron en temas importantes en lo relativo a términos económicos, en los que los europeos debieron reconocer los avances logrados por los latinoamericanos y caribeños, en tanto ellos se encuentran atascados en la crisis global del capitalismo, sin que haya una solución a la vista, más aun en sus miembros más débiles, como España, Grecia e Italia.
El mandatario uruguayo José Mujica, un veterano político de izquierda, también presidente pro témpore del Mercado Común del Sur (Mercosur), solicitó a Durao Barroso avanzar en las negociaciones bi-regionales pero “de manera más abierta, pues no tenemos nada que perder con la apertura (…). Debemos acercarnos, intercambiar y trabajar mucho, dijo, en el campo de las ideas”, según trascendió en medios cercanos a la cita.
Aunque los dos coincidieron con que este año deberán fortalecerse los vínculos entre los dos bloques, Mujica insistió en la crisis especulativa actual, y advirtió a su interlocutor que "dentro de los múltiples engranajes de la economía, la libertad financiera es un verdadero peligro por la especulación que se desata contra la economía real". Si no hay regulación financiera, advirtió, transformamos la suerte de la gente inocente en una hoja al viento”, tal como ocurre en Europa.
Para el canciller cubano, Bruno Rodriguez, la I Cumbre fue “decepcionante”, y explicó que “el gobierno chileno ha hablado por ejemplo de una alianza estratégica. Ustedes recuerdan, precisó que yo comenté que en el 99 hablaban de asociación estratégica, moderadamente, algunos gobiernos, de los más optimistas, habían hablado de una alianza estratégica para el desarrollo".
En su criterio, de la alianza bilateral hablada en los discursos y reflejada en los documentos, no hay algo real. "No somos lo mismo –aseguró el Ministro- somos de naturaleza diferente, tenemos grandes diferencias, tenemos intereses opuestos en muchos terrenos, como por ejemplo en el terreno de los inmigrantes".
En declaraciones a la prensa cubana acreditada en Santiago, Rodriguez “dijo sentirse pesimista sobre la posibilidad o el milagro de que haya una asociación estratégica, o se eliminen las barreras al desarrollo en América Latina, que significan las políticas económicas de la UE”.
A pesar del hermetismo –solo se divulgaron tres discursos, dos de ellos de Piñera- especialistas consideran que Europa precisa ahora más que nunca de América Latina y El Caribe, solo que esta es la primera ocasión en que el hemisferio Sur presenta un panorama económico, político y social mucho más alentador y unitario que sus antiguas colonias.
Cualquier negocio inversionista, por ejemplo, que pudieran hacerse entre los bloques tendrían en cuenta, al menos para Latinoamérica y El Caribe, la inclusión social –algo impensado hace 14 años atrás-, y sin alterar la estabilidad regional, un asunto del cual Europa no se vanagloria en estos momentos.
Hechas las maletas, la sensación de que poco se avanzó este 2013 con los socios europeos está en el aire, pero eso sí, ya avisados de que a esta región hay que hablarle en otro tono, o lo alcanzado hasta ahora se irá a pique, si tomamos en cuenta la diversidad de los intercambios comerciales con zonas antes inexploradas, presentes ahora en el área latinoamericana.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.