miércoles, 25 de septiembre de 2024

Escuela Formadora de maestros ¿La esperanza pedagógica cubana? (+Fotos)(+Video)

Aunque es palpable la desmotivación y la desvalorización social que ha tenido el magisterio en Cuba, no todo es gris. Incluso en los tiempos de cuaresma siguen eclosionando generaciones con la vocación por el magisterio…

Carlos Ríos en Exclusivo 23/12/2013
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¿Cuándo la capital dejará de necesitar casi 3000 maestros de otras provincias que laboran en La Habana como profesores? ¿Qué hace la familia para apoyar la educación en Cuba?

Preguntó el 26 de noviembre la Ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella, en diálogo con periodistas de los medios nacionales. Una semana más tarde, la encargada de la cartera educativa de la mayor de las Antillas ofreció dos mesas redondas, en las que se debatió sobre el tema.

Sin embargo, diversas dudas e inconformidades presentes con nuestro sistema educativo dejan la puerta abierta a numerosas interrogantes.

Cubahora se adentró en la escuela formadora de maestros primarios Fulgencio Oroz Gómez, otrora Escuela Normalista de Maestros. Los muros de esta institución guardan la historia y la tradición pedagógica nacional, ahora son testigos de nuevos tiempos y nuevas generaciones de maestros.

“La escuela formadora de maestros Fulgencio Oroz se inició en 2010 con el objetivo de formar maestros de primaria, preescolar y especial. La escuela cuenta con 3 departamentos: Formación pedagógica, Humanidades, Ciencias”, explicita Francisco Martínez, Jefe del Departamento de Ciencias del Centro.

Dentro del currículo de estudio de la escuela se insertan las asignaturas: Metodología de la enseñanza de la lengua española, de las matemáticas, psicología, pedagogía.  “Estas preparan al estudiante para su futuro profesional y están divididas en cuatro años. A partir del segundo año es que comienzan las didácticas, primero la general y luego- en tercer año,  las particulares”, explica el profesor.

Actualmente el  ingreso a la escuela formadora de maestros Fulgencio Oroz es un proceso selectivo con estudiantes del 9no grado y que posean más de 80 puntos como promedio. Según Martínez,  “es por un proceso de selección donde se mide nivel académico y se hace una caracterización psico- pedagógica del estudiante.

No obstante, el viceministro del Ministerio de Educación (MINED), Rolando Forneiro, explica que “aún son insuficientes el número de alumnos que optan por carreras pedagógicas”. Sin embargo, el ministerio de educación traza estrategias para que más jóvenes ingresen a las carreras pedagógicas y en especial a la escuela formadora de maestros primarios.

Al inquirírsele sobre las acciones que actualmente ejecuta el Ministerio de Educación para captar nuevas generaciones, Forneiro respondió: “Actualmente, nosotros desde el MINED hemos orientado la realización de puertas abiertas en las escuelas. Este tipo de actividad permite que el alumno vea, escuche y conozca cuál es la función del maestro en la sociedad, qué competencias debe tener y, sobre todo que escuche la experiencia de otros adolescentes que están en la escuelas formadoras, para que se motiven”.  

Por su parte, el colectivo de la Fulgencio Oroz, además de las puertas abiertas con los estudiantes, efectúa actividades culturales, deportivas y académicas con estudiantes de la enseñanza secundaria y primaria lo que coadyuva a que los alumnos de otras enseñanzas se familiaricen más con la escuela.

Aunque es palpable la desmotivación y la desvalorización social que ha tenido el magisterio en Cuba, no todo es gris. Incluso en los tiempos de cuaresma siguen eclosionando generaciones con la vocación por el magisterio.

“Cuando terminé el noveno grado me explicaron cómo era la carrera, me gustó y sentí la necesidad de formar parte de las personas que ayudan a la educación de los alumnos de la educación especial, que ellas se integren a la sociedad y sean útiles.  Es una carrera de mucho amor, entrega, dedicación y me siento orgulloso por eso”, expresa Marcel Mendoza, estudiante de la escuela Fulgencio Oroz de la especialidad de Educación Especial.

Lázara Robiche, alumna de tercer año de la especialidad de Educación Primaria, relata que decidió entrar a la escuela Fulgencio Oroz porque le encantan los niños. “Transmitir los conocimientos, enseñarles todo lo que pueda, era mi deseo cuando concluí el noveno grado”. Según esta estudiante, sus padres durante los tres años de formación son parte vital en esa disciplina escolar que ella tiene por los estudios.

El también estudiante Yariel Rodríguez, cuenta que sus padres siempre lo apoyaron en su decisión de ser maestro. “Ellos siguen dándome la fuerza que necesito para continuar mis estudios, terminarlos y además tomar una carrera universitaria, en este caso Licenciatura en  Educación Primaria.

¿SER O NO SER PROFESOR? ¡AHÍ VIENEN LOS PROBLEMAS!

Al inaugurarse la escuela Fulgencio Oroz Gómez, 670 graduados de noveno solicitaron ingresar al centro que se comenzaba. Hoy, a pocos meses de la primera graduación, solo egresarán 256 nuevos maestros primarios.

Entre las causas de la baja retención, Francisco Martínez expone que muchos de los alumnos se desmotivaron debido a que no le dieron en su momento toda la información sobre la carrera. “En ocasiones en los niveles precedente no se les da el tratamiento requerido a los estudiantes y eso hace que se desmotiven”.

Por su parte, Lina Mercedes Campo Alegre, profesora de inglés con más de tres décadas de trabajo, analiza que una de las causas está en la oposición de los padres a que sus hijos devengan maestros. “ La familia no entiende de esa entrega que tiene que tener un maestro. La familia cubana tiene que apoyar porque ser maestro no es solo un sacrificio, sino también una necesidad de la sociedad. Es en la escuela donde uno aprende las cosas elementales que tiene que saber el ser humano.

El significado de maestro un poco que se ha perdido, no es solo es el que da la clase fría en el aula, es el que está al lado tuyo para un consejo, para una orientación.

En tanto, Bárbara Guevara Marrero, profesora de Español, valora que “quizás no aportamos a la sociedad económicamente, pero apoyamos con conocimiento. Las malas experiencias con los llamados profesores emergentes y esas altas y bajas dentro del sector han propiciado que las nuevas generaciones no se sientan motivadas por ser maestros”.  Para mí es un error y un mito pensar que todos los maestros buenos son aquellos de una cierta edad. No, eso no es una realidad categórica, porque hay algunos maestros que se formaron en el programa de Profesores Generales Integrales y son excelentes profesionales.

Ileana Díaz Beltrán, metodóloga del portal educativo de Cuba,  comenta que se debe ser todavía más exhaustivo en hallar las causas por las cuales nuestros jóvenes y familias no desean formarse como pedagogos.

Una disección sobre el problema lo posee la maestra Lina Mercedes Campo Alegre. “En ocasiones los padres nos escudamos en que no tenemos tiempo, porque supuestamente hay otras cosas cotidianas más importantes. Pero siempre hay que tener un espacio para los hijos, no solo para el regaño, sino también saber cómo se sienten, investigar y dialogar con él, saber cuáles son sus intereses.

“Mi padre es militar y esa disciplina que hay en mi hogar se ve en mis estudios, porque debo prepararme bien para mi futura profesión. Porque quisiera trabajar con niños y para eso el maestro debe apoyar e incentivar en eso proceso de la vida, para crear hábitos y habilidades, de ahí que considere esencial el apoyo de mi familia a mis estudios”, apunta Emma Paumier Oviedo, alumna de la Fulgencio Oroz.

Francisco Martínez, narra que desde sus 15 años decidió ser maestro. Hoy tiene casi seis décadas de vida y todavía sueña con serlo. “Me gusta transformar a las personas, trabajar con ellas desde el punto de vista cognitivo, humano. Veo como alumnos que fueron estudiantes míos hoy son médicos, abogados y están agradecidos. 

Bárbara Guevara, en tanto, refiere que ella es maestra por vocación, pero que existen personas que tienen ese bichito escondido. “Cuando es incentivado o cultivado, también se convierten en grandes maestros.

“En el caso de los emergentes fue una gran necesidad, muchos no pensaron serlo, no estaba la vocación, pero algunos hoy son muy buenos profesionales. Hay compañeros de esos grupos que son muy buenos que tienen grado científico, ahí está la balanza y un papel importante lo jugamos los que formamos generaciones.

Yariel Rodríguez, por su parte, expresa que él desde pequeño tuvo la vocación de ser maestro primario. Desde pequeño siempre me han dicho que tengo la vocación, porque me gusta enseñar lo que sé, e impartir sobre todo la asignatura de historia.

¿Y DÓNDE QUEDA LA CALIDAD?

Durante el conversatorio con la prensa, la Ministra de Educación analizaba la falta de cobertura docente, así como la necesidad de seguir fortaleciendo la preparación y calidad de los maestros egresados. Al respecto, se ofrecieron sendas mesas redondas que explicitaban parte del proyecto país por fortalecer la formación de maestros a nivel nacional.

No es un mito las carencias cognitivas y culturales con las que egresaban algunos maestros de las universidades pedagógicas, así como la calidad cuestionable de varios profesores que ejercían en las aulas.

Sin embargo, el trabajo pedagógico y metodológico en la escuela Fulgencio Oroz  está dirigido también a inocular en los alumnos la necesidad de auto- superación y la preparación diaria del profesor.

La escuela Fulgencio Oroz ha logrado aupar a un claustro de excelencia, el cual lleva lo mejor de la pedagogía a las aulas. Muchos de esos profesores llevan más de 30 años en el ejercicio profesional de la pedagogía, otros poseen menos edad, pero se caracterizan por la excelencia y la disciplina en sus clases.

“El maestro es un abanico de saberes, que en su clase debe poseer interdisciplinariedad. Ser capaz de dialogar con el alumno sobre diferentes temas, desde su perspectiva, desde su óptica. Soy profesora de inglés y les hablo de todo, desde la conducta social, hasta cómo tienen que comportarse en el hogar, desde el respeto a los niños hasta a sus propios compañeros, porque la clase no debe ser fría, la preparación tiene que ser completa”, agrega Lina Mercedes Campo Alegre. 

En tanto, Bárbara Guevara manifiesta que el trabajo metodológico es lo más importante. “Hay que prepararse todos los días, irse con la cartera con cosas por hacer. Tienes que prepararte según tus estudiantes. Soy profesora hace casi 35 años y siempre imparto un contenido motivador, demuestro que me satisface y me gusta mi trabajo: enseñar.

Yo desde mi asignatura los motivo. Ahora estoy dando literatura infantil y los convoco a escribir, a narrar, a leer, y todo lo que les digo es: esto lo pueden hacer mañana, todo lo que hago en el aula tiene que ser con calidad para que les sirva para el futuro.

Al respecto, la máster en educación de la Dirección de Informática Educativa, Ileana Díaz Beltrán,  opina: “Es una prioridad para el sistema nacional de educación de nuestro país la formación y preparación adecuada de los educadores en todos los niveles de enseñanza, dedicarle atención a este tema, dialogar y ofrecer nuestros puntos de vista apoyará a la calidad del debate y la actualización del estado en que se encuentra la preparación que reciben los educadores”.

LA REALIDAD EN LA FULGENCIO OROZ

“Acá formamos un maestro de enseñanza de media superior, luego tienen la posibilidad de estudiar las licenciaturas de acuerdo a su especialidad. Aunque tienen que hacer los exámenes de ingreso a la universidad”, aclara el jefe del Departamento de Ciencias.

Otro componente esencial en la Fulgencio Oroz son las prácticas laborales. Durante estas los alumnos en la praxis comprueban los conocimientos adquiridos en las aulas.

“Ellos van de práctica docente a partir de segundo año y se les da una guía para que la desarrollen en la escuela. Las actividades de prácticas están encaminadas en relación al año que se encuentren y las asignaturas que reciben. Se hacen actividades con las escuela, los círculos infantiles y la educación especial, ", explica Francisco Martínez.

Según la profesora Bárbara Guevara, en el período de prácticas además de aprender el alumno, se apoya la cobertura docente de la capital y sobre todo “los profesores de las escuelas ven el trabajo de formación que se realiza acá en la Fulgencio Oroz”.

¿DÓNDE ESTÁ EL CASCABEL?

Pese a que en el país actualmente existen 22 escuelas pedagógicas con una matrícula superior a los 22 mil alumnos, de los cuales egresarán cuatro mil 500 estudiantes, todavía provincias como La Habana y Matanzas tendrán que suplir el déficit de profesores con educadores de otras provincias que prestan servicios en estas provincias occidentales.

Igualmente, las escuelas formadoras de maestros y las 14 universidades pedagógicas y 4 facultades de educación, laboran por elevar la calidad de la formación docente en Cuba. Estos esfuerzos se unen a nuevas ideas y proyectos que ejecuta el ministerio de educación para que la mayor de las Antillas mantenga los estándares de calidad educativa que internacionalmente se requieren, así como mantenerse a la vanguardia de la educación en Latinoamérica.

En el presente curso escolar inició la especialidad de profesor de inglés para la primaria, sin embargo, la autopreparación y la voluntad de los profesores por su superación deben sembrarse desde la misma aula. Varios profesores de la escuela Fulgencio Oroz consideran que la preparación constante del maestro es la garantía de lograr un buen proceso de enseñanza-aprendizaje.

Profesora Lina Mercedes Campoalegre. Javier Montenegro / Cubahora

Francisco Martínez, Jefe del Departamento de Ciencias del Centro. Javier Montenegro / Cubahora

Estudiante en la bibliocteca. Javier Montenegro / Cubahora

Grupo de estudiantes durante el horario de receso. Javier Montenegro / Cubahora


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Carlos Ríos

Se han publicado 2 comentarios


Onel Ochoa Garcia
 11/2/20 11:19

Me gustan todos los comentarios reconosco la calidad de redaccion y la preparación de los reporteros pero necesito ver el número de escuelas pedagógicas en todo el pais así como sus nobres soy fundador de las escuelas formadoras de maestro y no las tengo todas, me gustaria que escriban más sobre las escuelas de formación pedagógicas.

 

Arístides
 23/12/13 12:16

El maestro no se hace, nace. Si se ha pecado en algo para desincentivar a los jóvenes para que matriculen esta carrera, ha sido la forma en que se “captaban” en años anteriores, aún en contra de sus voluntades, tan solo para cumplir con una meta, un número que inventaba alguien, y que cómo en paracaídas llegaba “de arriba”. No se les prestaba ayuda de ningún tipo a los que ya estaban inmersos en la profesión: Los medios básicos, la base material de estudio, tan importantes, había que inventarlos, afrontando las escaseces, adquiriendo los necesarios a cómo fuera y sufragándolos con dinero propio, sabiéndose que los sueldos en general no alcanzan ni para un mediano nivel de vida (De eso no creo que haya quien me haga cuentos porque lo sufrí en carne propia). Los pizarrones prácticamente no existían; los muebles de las aulas hechos talco; la ventilación mala; la iluminación peor; los libros fundamentales para la preparación de clases no aparecían… Y para qué seguir. Otra cosa que conspira contra los deseos de hacerse maestro, y hacen que los padres y toda la parentela no apruebe tal cosa, es que hacerse maestro “cuesta lo mismo”, que hacerse médico, ingeniero, informático, y lo que se le dé la gana de ser, porque la educación a todos los niveles, ¡GRACIAS A LA REVOLUCION! es gratuita y universal. Y no entiendan mal, no es que desee que se cobre por cada carrera un precio diferente o parecido ¡NO!, porque ni pensarlo es bueno. ¡Qué siga como hasta ahora!

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