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jueves, 3 de octubre de 2024

Lectura para un día feriado

A propósito de este 25 de diciembre...

Pedro Antonio García Fernández en Exclusivo 25/12/2015
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Según Wikipedia, el día feriado es aquel no laborable, llamado también no hábil en el ámbito procesal, “pudiendo ser el domingo (en la mayoría de los países del mundo), el sábado (en los Estados influidos por la cultura judía) o el viernes (en el mundo islámico), además de otros días declarados festivos.

Todas las culturas y naciones, afirma este sitio digital, celebran durante el año fechas específicas de tipo cultural, político o religioso, que las legislaciones establecen como asueto.

Los cubanos no estamos totalmente en consonancia con esas prácticas. Para nosotros, los sábados se dividen en largos (se trabaja) y en cortos (no hay que “marcar tarjeta”). Los domingos son sagrados para el descanso a menos que nos citen para un día de la defensa o un trabajo voluntario. Y los feriados son otra cosa.

Según el historiador Evelio Tellería Toca, una gran conquista del movimiento obrero en 1903 fue el reconocimiento por parte de instituciones estatales y privadas del día feriado, que entonces era solo el 20 de mayo (obtención de la independencia formal, Enmienda Platt incluida).

Tampoco el 7 de diciembre (caída en combate de Antonio Maceo) se trabajaba, pero era día de duelo nacional. A partir de la fundación de la radio cubana, en 1922, esta trasmitía solo cantos patrióticos y música sacra. Los espectáculos deportivos y culturales cesaban en esa fecha.

En declaraciones a Cubahora, el investigador Ricardo Hernández Otero apuntó que en el transcurso de la neocolonia se añadieron otros días feriados, como el 10 de octubre (inicio de las guerras de independencia). También existían las llamadas conmemoraciones patrióticas, que en la práctica, al menos en los centros docentes, implicaban también un receso de clases.

Entre ellas se hallaban el 28 de enero (nacimiento de José Martí) y el 24 de febrero (inicio de la guerra del 95). Tanto en escuelas públicas, privadas laicas y religiosas, se observaba un receso docente en Semana Santa y el 25 de diciembre.

Cuando el sargento Fulgencio Batista devino general-presidente en 1940, estableció como conmemoración patriótica el 4 de septiembre (golpe de Estado dirigido por él en 1933 que instauró el gobierno de los 100 días) e incluso en algunos años se consideró feriado.

También en la neocolonia, aunque no siempre refrendados jurídicamente, en la práctica eran festivos el 25 de diciembre y el 1.º de enero y como “semiferiados” (medio día de jornada laboral) el 24 (Nochebuena) y el 31 de diciembre.

Hasta el capitalista más tacaño comprendió que pocos cubanos irían a trabajar esas jornadas, luego de Nochebuena y fin de año. Y los que acudirían tendrían una productividad tan baja que mejor se quedaban en casa padeciendo la resaca.

Otra festividad que se legisló en Cuba, gracias al movimiento obrero, fue la del 1.º de mayo (Día Internacional de los Trabajadores), aunque en algunas ocasiones de tiranías y dictaduras no se celebró.

Hoy son varios los días feriados establecidos por la legislación: el 1.º y 2 de enero (victoria de la Revolución Cubana sobre el régimen de Fulgencio Batista en 1959); y los 25, 26 y 27 de julio (inicio de la fase armada de la oposición a esa tiranía, con el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes).

Se mantienen el 1.º de mayo y el 10 de octubre como festividades, asueto incluido. El 30 de julio (día del asesinato de Frank País) es una fecha luctuosa, pero no recesan las labores, al igual que el 7 de diciembre, ahora en homenaje a los héroes caídos en las guerras de liberación y de las misiones internacionalistas.

Como gesto ante la visita del papa Juan Pablo II a Cuba en enero de 1998, el 25 de diciembre pasó a ser feriado. En 2014, también se declaró oficialmente el Viernes Santo, tras recuperar la celebración cristiana con la visita del papa Benedicto XVI, pues en 2012 y 2013 recesaron las labores en esa fecha con “carácter excepcional”.

¿Y el 31 de diciembre?, indagarán los lectores. De semiferiado, pasó a ser feriado completo pues además de festejar el fin de año, los cubanos celebramos la víspera de la conmemoración de la victoria de la Revolución Cubana sobre el régimen de Fulgencio Batista en 1959.

Y con esto concluyo, porque esto lo redacto horas antes de la Nochebuena y la editora me está apurando pues en su casa le espera el macho asado y la yuca con mojo, aunque en mi caso particular me gusta acompañar lo anterior con un ron bien majadero. Y mañana, por supuesto, no hay que “marcar tarjeta”.


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Pedro Antonio García Fernández

Periodista apasionado por la investigación histórica, abierto al debate de los comentaristas.


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